pobreza
La semana pasada el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) publicó el Informe de Desarrollo Humano 2023/2024: Romper el bloqueo: reimaginar la cooperación en un mundo polarizado. El informe presenta los resultados del Índice de Desarrollo Humano (IDH), el cual es una medida sintética utilizada para evaluar el progreso a largo plazo en tres dimensiones básicas del desarrollo humano: una vida larga y saludable, el acceso al conocimiento y un nivel de vida digno.
Los desafíos asociados son mucho más importantes y complejos cuando el proceso migratorio es irregular.
La magnitud de la pobreza es algo que supera lo que de manera individual o particular se pueda hacer.
Mientras las economías del mundo se desaceleran, presentan elevados índices de inflación e incremento en las tasas de interés, variables como la inversión y el consumo se contienen o reducen.
Y otras variables importantes, pero menos mencionadas, sufren serias perturbaciones, como los indicadores del mercado laboral. En Guatemala, la condición se agrava, pues pareciera que la precariedad laboral ha existido desde siempre, y ha sido parte y consecuencia de un círculo vicioso que lo complementa la pobreza, la migración y el hambre, entre tantos otros.
Para atacar las causas de la pobreza multidimensional, los esfuerzos podrían dirigirse a sectores tales como educación; salud así como infraestructura para atajar lo relacionado a la dimensión de nivel de vida.
Más allá de lo que cada quien pueda pensar o decir, para la mayoría de la población ¿cuál es el principal problema que enfrenta El Salvador?
A partir de ello, una de las propuestas que podrían romper la tendencia del crecimiento de la pobreza en Centroamérica, en un escenario ideal, podría ser la implementación de una renta básica universal.
En Guatemala el hambre y la falta de seguridad alimentaria es de hecho un problema estructural, que surge a partir de causas subyacentes, como la desigualdad de ingresos que eleva el riesgo de la inseguridad alimentaria y la pobreza.