La evolución de la economía mundial durante 2022 se caracteriza por una ralentización del crecimiento, consecuencia de la invasión de Rusia sobre territorio ucraniano, que generó incremento en los precios a nivel mundial, interrupción en la cadena de suministros global, en un contexto de normalización del ritmo de actividad económica post-COVID. Esta situación no ha sido ajena para Guatemala, pero, tomando en cuenta el volumen de comercio de Guatemala con Rusia y con Ucrania, los efectos directos derivados del conflicto son relativamente acotados. Además, los efectos económicos en la actividad de los  principales socios comerciales de Guatemala no han incidido en el volumen de comercio nacional. Sin embargo, el incremento en los precios de algunas materias primas, generado por la incertidumbre sobre la evolución de la guerra en Ucrania, ha repercutido en el comportamiento de los precios internos, los cuales han registrado su mayor alza desde la crisis financiera global de 2008/2009. La respuesta de las autoridades ha sido incrementar la tasa de interés de política monetaria, por parte del banco central, y la aprobación de subsidios a los combustibles y la energía eléctrica, por parte del Ejecutivo y el Legislativo, con el objetivo de reducir los impactos sobre el bienestar de la población. No obstante, estas acciones han resultado insuficientes, por lo que es necesario emprender esfuerzos adicionales, principalmente a través de medidas de política fiscal, que permitan apoyar a la población, sobre todo a la de escasos recursos, reduciendo su vulnerabilidad a las fluctuaciones de precios.