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¿Hacia dónde va la recaudación de Guatemala?

Es muy probable que cuando inicie 2019, exista alguna discusión sobre si el Superintendente de Administración Tributaria cumplió los compromisos contenidos en el Convenio para el Cumplimiento de Metas de Recaudación Tributaria 2018, y si es apropiada su continuidad.    Dicho Convenio establece que la SAT debe recaudar Q57,463 millones en términos netos, los cuales provendrían de recaudar Q60,318.1 millones y de designar Q2,855.1 millones para la devolución del crédito fiscal para los exportadores. De acuerdo a la estimación de Icefi, la SAT recaudará Q60, 658.1 millones y colocará Q2,413.5 millones para devolución de crédito fiscal, logrando una recaudación neta de Q58,244.6 millones. Lo que deja algunas reflexiones.

La SAT probablemente hará una presentación indicando que excedió su meta en unos Q781.6 millones, en términos netos (sin incluir a otras instituciones), lo que permitirá percibir que la cumplió apropiadamente.   No obstante, la misma SAT publicó que, hasta octubre, se han obtenido Q284.2  millones por encima de lo programado, producto del aumento del tipo de cambio; Q475.3 millones por encima de lo programado por el incremento de los precios de los combustibles  y, como puede observarse en los datos del párrafo anterior, hay Q441.6 millones que no serán provisionados para devolución de crédito fiscal.  Por ello, los factores no considerados en las metas y que actuaron positivamente -en esta oportunidad- sobre la recaudación suman Q1, 201.1 millones. Sin estos factores exógenos, la meta no habría sido alcanzada por Q419.5 millones.

La carga tributaria será de 10 por ciento, por debajo del 10.2 por ciento de 2017 y muy lejos del 12.1 por ciento de  2007.

Persiste la práctica de no provisionar la cantidad definida en la Ley para la devolución de crédito fiscal (en esta oportunidad unos Q441.6 millones menos) lo que aumentará, sin duda, la presa pendiente de devolver, de la cual no existe información pública.

A pesar de que las metas de comparación eran las de 2017, la SAT nuevamente no pudo dar un salto cualitativo y ofrecer resultados contundentes que muestren un cambio institucional que permita pensar que la recaudación tributaria será mejor en el futuro.

El convenio de metas incluye además una serie de compromisos en su cláusula quinta, sobre los que en su mayoría ni siquiera existe evidencia pública que estén siendo atendidos o que realmente vayan a ser cumplidos o evaluados, lo que hace la preocupación más severa, dado que la SAT es una institución pública fundamental pues de ella depende cerca del 95 por ciento de los ingresos corrientes del Estado.   Una estimación preliminar de Icefi muestra que de continuar en 2019 la trayectoria de los resultados de la SAT en 2018, la carga tributaria bajará a 9.8 por ciento y no se cumplirán las metas netas por cerca de Q1,600 millones.

Quién sea el superintendente no importa;  no tiene importancia en ningún sentido.  Lo que realmente importa es que exista una refundación de dicha institución que permita resultados crecientes en el mediano plazo, y que informe efectivamente en cuánto se redujo la evasión del IVA y del ISR, los incentivos tributarios, el contrabando y  la informalidad.  De no hacerlo,  seguiremos preocupados por evitar que los diputados sigan dando regalos en materia de privilegios fiscales y de cuidar el cumplimiento de una meta,  que además de maquillada, no representa el verdadero problema.

Esta columna fue publicada el 28 de diciembre en el la revista Contra Poder.