La economía salvadoreña se desacelerará todavía más en 2023. La inseguridad alimentaria se ha incrementado. Los buenos resultados observados en la recaudación en 2022 no continuarían en 2023 donde se espera una fuerte caída en la carga tributaria y donde persistiría la regresividad del sistema tributario en su conjunto. El gasto público ejecutado en 2022 muestra un recorte importante, afectado a áreas claves para el bienestar como la educación, la salud, el medio ambiente y las obras públicas. Un año más continúan una serie de partidas presupuestarias subestimadas. En 2023, los niveles de déficit y deuda pública mostrarían una tendencia a la baja, la contrapartida de ello podría ser un deterioro en la provisión de bienes y servicios públicos. El acceso al financiamiento externo seguirá provocando una delicada situación de las finanzas públicas. Persisten los graves retrocesos en el acceso a la información pública y la carencia de espacios para participación ciudadana. El presupuesto público es el reflejo de la política fiscal y en el caso de El Salvador se está alejando de las posibilidades de cumplir los objetivos de desarrollo, mejorar el bienestar de la población y fortalecer la democracia.