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Fecha de la publicación:
Viernes, 14 Enero, 2022
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Guatemala: análisis técnico de los resultados fiscales del segundo año de gobierno del presidente Giammattei
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El cierre del segundo año de la IX Legislatura y del gobierno del presidente Alejandro Giammattei, coincide prácticamente con el segundo año de impacto de la pandemia del covid-19. Al final de este segundo año de gestión, las autoridades han adoptado un discurso triunfalista, en el que destacan cifras preliminares que muestran resultados muy positivos en indicadores macroeconómicos como un crecimiento económico de 7.5%, el más alto en los últimos 44 años; una inflación de solamente 3.1% que contrasta con la escalada de precios que están sufriendo otros países, o indicadores macrofiscales como un déficit fiscal de 1.2% del producto interno bruto (PIB), muy por debajo del presupuesto vigente al cierre del ejercicio fiscal; una ejecución presupuestaria del 98.6%, la más alta en los años recientes; una carga tributaria de 11.7%, superando en 22.3% la meta vigente de recaudación de impuestos, o un saldo de caja de alrededor de Q12.0 millardos, también el más alto en décadas.
Sin embargo, el Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi) hace un llamado a la cautela, y advierte que estos datos preliminares ampliamente difundidos por el gobierno como hitos históricos y grandes logros, deben analizarse con cuidado y rigor técnico. Esta advertencia es importante, no sólo porque el análisis técnico devela razones para estos resultados abultados que no necesariamente son atribuibles a una gestión gubernamental o a una legislatura exitosas, sino principalmente porque las condiciones de vida de la gran mayoría de las y los guatemaltecos continúan siendo precarias, y para muchos, se deterioraron severamente con el impacto de la pandemia.
Además, existen vacíos enormes de datos y estadísticas actualizadas, lo que limita dimensionar el impacto real de la pandemia, por ejemplo, no existen mediciones adecuadas de cómo la pandemia impactó en problemas preexistentes gravísimos como la desnutrición crónica infantil, pero existen indicadores técnicos que apuntan a que pudo haberse incrementado de manera alarmante. Además, se empiezan a confirmar deterioros como incrementos en la pobreza, y caídas severas en la calidad educativa, de gran preocupación y que contrastan dramáticamente con el discurso triunfalista de las autoridades.